Puestos a compartir, que sean sonrisas.

sábado, 18 de agosto de 2012

Cartas a mi querida A.[ctriz]

Era pequeña y soñaba con ser actriz. Poder vivir tantas vidas sobre el escenario...

Puedo imaginármela dormida, con lágrimas secas atracadas en el puerto de sus párpados. Acaba de abrir los ojos y ya siente ese agujero que duele y que quema, ese vacío lleno de su ausencia. Mira el móvil y sonríe amargamente al descubrir -o más bien al no descubrir. No se sorprende, ya lo sabía. El ardor crece unos instantes.
Se levanta pesada de la cama.  "Otro día más". Pies de plomo.
La veo mirándose en espejo. Y, como un día más, se maquilla. Empolva sus mejillas y borra el caudal de los ríos secos; se pinta una sonrisa en los labios. Está preciosa, rota, pero preciosa. ¡Maravillosa actriz bajo los focos!
Sé que mañana volverá a repetir los mismos gestos, deslizando el pintalabios hacia arriba.

Pero voy más allá y adelanto el calendario para volver a verla. 
Y sé que ya no necesitará máscaras para fingir felicidad. Que podré tirarle de las mejillas sin miedo a que la falsa piel se desprenda y deje al descubierto una triste verdad. Y me sorprenderé al verla llorar de tristeza, porque podré aplaudir encantada una excelente actuación.


La vida es igual que una obra de teatro,
 la única diferencia es que la vida es un estreno continuo 
y no puedes corregir los errores.


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