Puestos a compartir, que sean sonrisas.

lunes, 22 de octubre de 2012

Bueno, pues eso.

De vez en cuando, me llega una carta con remitente: Pasado. Del nuestro juntos, para que recuerde. 
Ya de mi boca, sale pocas veces tu nombre. Puedo observar una mueca en los rostros de mis margaritas, cuando me traen noticias tuyas. Supongo que recuerdan la peor parte de ti. Supongo que recuerdan mis trozos esparcidos por la habitación cuando ya no quedaba nadie allí -ni tú; ni yo tampoco. 
Me he prometido tantas veces no volver a dedicarte palabras... Pero parece que es inútil huir de una misma.
Al final, siempre callo a mis flores con una sonrisa. 
Sólo me queda darte las gracias por haberme obligado a superarme. Porque - ¡y el mérito es mío!- sin tu partida, no podría haber escrito sobre ella, claro. 
No podría haberlo transformado en bellas palabras.