Puestos a compartir, que sean sonrisas.

domingo, 27 de enero de 2013

Minicuento

Cada atardecer, se acercaba a la fuente, susurraba aquel pequeño secreto y lanzaba la moneda.
Cada amanecer, volvía resignada sobre sus pasos a recogerla.

Tampoco esa noche había sido eterna junto a él.

miércoles, 23 de enero de 2013

Merecerá la pena

Si tienes ganas de verme.

Podré escalar montañas de contrariedades heladas, cruzar ríos de carpas rojas, doblar el tiempo hacia atrás. No importará que me abrace el frío de la noche ni los arañazos que le hago al reloj.
No importará el tiempo invertido, aunque por cada dos segundos gastados consiga solamente uno de tu sonrisa. Créeme, no me importa.
Ya estoy una milésima más cerca. Y se siente. Se agitan nerviosas las libélulas y me hacen cosquillas en los labios.

Porque si tu cuerpo ansía el mío, al menos la mitad que el mío al tuyo, merecerá la pena.



Si quieres ver mi sonrisa... sólo dímelo.

lunes, 21 de enero de 2013

Esta noche le pongo tu nombre

Y sí, confieso que eran las palabras que necesitaba esta noche. Y sí, confieso que no vinieron de la persona que esperaba.
Pero lo que me importa es la sonrisa con la que, sola,  me arropo en la cama antes de quedarme dormida. Sin duda, mucho mejor que acostarse con Veneno.

Mi querida S., tú que tanto amas al satélite, ¿sabías que esta noche hace dos años había luna llena?
En esta ocasión, eres tú quien trae su luz a mi ventana.
"Colocas un vaso debajo, y lo vas llenando con lagrimitas. Y luego, ¡me invitas a tantas cervezas como vasos hayas llenado!"
En realidad, prefiero compensarte por las sonrisas que me sacas. Son muchas más ;)

domingo, 20 de enero de 2013

La nada no tiene memoria

Podría comenzar diciendo...¿qué? Y sobre ¿qué?
No se puede escribir sobre una ausencia que no se siente, porque no queda ni el recuerdo de la necesidad de pensar en lo que falta, ni el eco de nada, ni la reminiscencia de lo que nunca llegó a suceder.

No puedo escribir sobre la nada. ¿Pena por ello? No, lástima tampoco. Más palabras para mi tintero.
En realidad, debo confesar que me hace tremendamente feliz.



miércoles, 2 de enero de 2013

Feliz año

Altas horas de la noche y aún sentada en el escritorio de su habitación. Levanta la cabeza y se descubre reflejada en el cristal de la ventana.  Se fija entonces en su rostro: la luz del flexo le favorece, piensa. La ilumina desde abajo.  Se fija en su pelo ondulado y en la sudadera que lleva. Sencilla, pero se ve guapa. Sonríe al bajar de nuevo la mirada. Tiene un lápiz en la mano y bajo él, un folio esperando sus trazos.