Y aún así, no es eso lo que más le pesa al andar.
Lo maravilloso de todo esto es que a pesar de todo el agua derramada él no se ahoga. Y no es sólo por su gran altura.
Es por el valor de sus promesas, es por todo lo que es y por lo que dejó de ser prematuramente. Es porque "es lo que hay".
Y despacio, pero se levanta cada mañana y se esfuerza por un sueño. Es porque está vivo.
Y se mueve, y avanza.
Y yo le admiro.
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