Puestos a compartir, que sean sonrisas.

martes, 28 de mayo de 2013

Mi razón

Guarda bien todas las lágrimas que derrames en tu partida. 
Son la prueba de que tienes una razón para volver.

viernes, 24 de mayo de 2013

Microcuento

Había una vez...
Pero fue tan importante que, de hecho, esa vez sigue habiendo hoy todavía.

domingo, 12 de mayo de 2013

La manzana mereció la pena

Por su deseo egoísta, la condenaron a vagar arropada únicamente por el frío de la noche, que se incrustaba en cada poro de su piel. Los pies doloridos y el sueño agazapado en sus pestañas, añadiendo incluso el peso del sueño ajeno.
-Y después del castigo, ¿qué, Eva?- susurró con desdén el diablo. No se presentó en persona, ¿para qué? Sabía que era consciente de su afilada sonrisa y le encantaba. -¿No te arrepientes?- Volvió a echar sal en la llaga.

Y entonces pensé. Pensé en su sonrisa y en sus labios, mi estrella Polar. Pensé en sus manos, su olor, en su abrazo, su forma de mirar(me) .
Y aunque sólo pudiera arrancarle un minuto más al tiempo y convertirlo en un minuto a su lado, tan sólo sesenta segundos... Habría merecido la pena.
Alcé la voz y le respondí al aire. -¿Y sabes qué es lo mejor? Volvería a hacerlo.
Sonreí.

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Lo que no nos cuentan en la historia, es que Eva no se arrepintió. Por esa manzana, mereció la pena incluso condenar al resto de la humanidad.

jueves, 9 de mayo de 2013

Pluma y metal

Se miró las piernas y el muchacho comprendió, apoyó su cabeza en ellas y rodeó su fina cintura con los brazos.
Ella lo miraba desde arriba. Vio cómo bajaba los párpados y relajaba su expresión. Se quedó observándolo un rato, bajo aquel sol de primavera, sobre la verde hierba, acariciando a ese ser tan fuerte y que a la vez parecía tan vulnerable. De repente, su respiración se volvió más profunda, tan profunda como un sueño. Finalmente, se había quedado dormido en su regazo.
Y fue cuando se dio cuenta -de nuevo-  de su suerte, que decidió esforzarse por aumentar su flexibilidad. Quería serlo todo.
Quería ser escudo, del metal más duro que existiera en este y en cualquier otro sistema solar. Que nadie se atreviera a interrumpir ese encuentro con Morfeo. 
Y quería ser manta suave y refugio de plumas, nicho para descansar y olvidar las desventajas del mundo no onírico.

Quería protegerle incluso de sus pesadillas. 




domingo, 5 de mayo de 2013

Paz

Cuando todo el universo se coordina armónicamente y sientes que todo está bien en su lugar.


Entre la espada y la pared...

...elijo la espada.
Sobretodo si sé que, a pesar de tener doble filo, eres tú quien la empuña.

jueves, 2 de mayo de 2013

Las constelaciones

¡Que yo lo que quiero es ser astrónoma! Que las constelaciones más bellas están en el cielo de tu piel. 
Y quiero aprenderlas de memoria. 

Entre todas las estrellas, he descubierto por fin, la estrella polar que señala dónde está mi norte...


Me da igual

"Te amo.
Y me da igual quien venga...

...Y me da igual quien vuelva.
Siempre."

Las has devuelto a la vida

Sabía con certeza que en algún momento volvería a escuchar esas dos palabras, pero no sabía cuándo ni de quién... Ni sabía que pudiera ser tan perfecto.
En esa semioscuridad, de sombras que se intuyen... Pero tu sonrisa no la intuía. Tu sonrisa podía verla clara, sincera, tuya. La de verdad.
Fue en un susurro, tan suave...
Recuerdo la sensación.
Se deslizó por mis oídos, sinuosamente, a la vez que el movimiento de esos labios eran captados por mis ojos. Aún guardo la imagen en mi retina, como un sueño de materia onírica. Unos segundos hasta que mi cerebro se dio cuenta de lo que realmente pasaba. Recuerdo los eslabones de las pesadas cadenas convirtiéndose en plumas, cediendo el peso, deshaciéndose en el aire. De arriba a abajo, por cada poro de la piel de mi cuello, pero también por lo más profundo de mi garganta. Como una pequeña descarga de caricias. Bajó por el pecho. Primer cosquilleo; definitivamente mis libélulas estaban despiertas desde hace ya tiempo, no eran ilusiones mías.
Como una onda, la sensación se expandió al resto de mi cuerpo, vientre y extremidades. 

Después recuerdo el tacto de sus labios y una cálida oscuridad.

Y se volvió a repetir. Esas dos palabras.

Entonces me di cuenta. Las libélulas habían echado a volar...


Amar y entregarse sin miedo. Creo que es la mejor sensación del mundo, cuando olvidas las heridas y vuelves a sentir tu vida latiendo en tu pecho, libre de cicatrices, preparado para darlo todo otra vez...
Tanta felicidad, por ti, por mí, por un nuevo Nosotros, que brotó libre de debajo de mis párpados. 

Has hecho que esta libélula vuelva a surcar el cielo...
Un nuevo Cielo. 


El Nuestro.



Es otro lenguaje

"Mientras escribía, estaba llorando..."

Imagino esas lágrimas corriendo por tu preciosa piel hasta precipitarse sobre un cuaderno... que ha dejado de ser blanco. 

Y las palabras me rebosan los párpados a mí también.