-Creo que lloré lo que no fui capaz de llorar aquel día, cuando vi cómo te rompías en mi regazo...
-Qué tonta eres... pero lo que yo te quiero no es normal
-Libélulas
Hoy ha venido a visitarme la primera oleada de verano.
Debí hacerlo sigilosamente y de puntillas, porque cuando me di cuenta, le había puesto tus ojos, tu nariz, tus labios -esos preciosos labios... hasta tus lunares y tus pecas... Incluida mi estrella polar.