Simple y pequeña como la melodía que tanto me recuerda a ti. Siempre una caricia y una mirada sencilla, una entrega absoluta. Tenía que ser hoy, jueves, porque cuando te transformaste era jueves.
Tus átomos, y en especial el carbono, regresan hoy a la tierra, vuelves a la vida.
En las raíces del Árbol, de mi Árbol, donde lloraron las libélulas, donde ríen, donde soy yo más que en ningún otro sitio. Quiero que estés ahí y que seas así un poco más parte de mí de lo que ya eras. En sus raíces, donde descansa el León de Nemea, que soy yo, que ahora también eres tú.
Cenizas y barro bajo las uñas, de escarbar en la tierra. En un instante, el aire levantó las cenizas y me hicieron cosquillas en la nariz. Ojalá los humanos pudiéramos fijar el carbono inorgánico. Sería un buen remedio contra el olvido que mata tras la muerte.
Manos sucias, cenizas y lluvia sobre un fondo húmedo y verde.
Pero está bien, con una sonrisa en los labios, porque ahora el Árbol está podado, pero pronto le saldrán nuevas hojas. Y serás un poco más parte de él, y un poco más parte de mí. Y está bien porque sigues viva.
Tú volviste a la tierra y yo me uní al cielo en su lluvia.
“Cada átomo en tu cuerpo viene de una estrella que ha explotado. Y los átomos de tu mano izquierda probablemente vienen de una estrella diferente a los de tu mano derecha. Realmente es la cosa mas poética que sé de la física: Eres completamente polvo de estrellas. No podrías estar aquí si las estrellas no hubiesen explotado, porque los elementos -el carbón, nitrógeno, oxígeno, hierro, todas las cosas que importan para la evolución y para la vida - no fueron creados en el principio de los tiempos. Fueron creados en los hornos nucleares de las estrellas, y la única manera de que terminaran en tu cuerpo es si esas estrellas fueron lo suficientemente amables para explotar. Así que, olvida a Jesús. Las estrellas murieron para que tú puedas estar hoy aquí"
-Bailaremos juntos toda la noche, princesa, pero a las 12 te llevaré a casa en carruaje.
La carretera se deslizaba como una película detrás del cristal, empapado en vaho. Pude ver luces difusas y lejanas, de madres contando cuentos de hadas a sus hijas antes de entregarlas a Morfeo.
-Buenas noches.
No me gusta el calzado de cristal, porque está frío y duro. Pero de todos modos, desde que perdí hace ya tiempo los zapatos, me di cuenta de lo cómodo que es caminar con los pies desnudos sobre la húmeda tierra cada mañana, escarbar con los dedos y convertirlos en raíces. Absorber lo que necesitas.
¿Pero sabes qué? El pañuelo que llevaba atado al cuello, ese que lleva mi olor y que tanto te gusta; aún está en el asiento trasero de tu coche.
Encontré una vieja fotografía en la que aparecía haciendo muecas.
Se me llenan los ojitos de licuada felicidad y mis labios dejan de besarse para sonreír.
Tú la titulaste.
"Creí que iba a morirme" dijo con un leve deje de angustia en su voz. Bajó la mirada y volvió a reflejarse en la mía, esta vez con una sonrisa. "Pero no te mueres, A."
Cuenta todos los hombros en los que puedes apoyar la cabeza y llorar si hace falta... y de repente, cuando aún no has terminado de contar, se te acaban los dedos.
Gracias por todas esas libélulas compartidas. Gracias por el vuelo. Gracias por asumir ese papel.
Y gracias por abrir la mano y darme la oportunidad de volver a sentirme correspondida quiénsabecuándo.
Por mi parte, de nada por darte todo. Espero te hiciera feliz.
Se agitó nerviosa en su asiento y con los temblorosos dedos se tocó la cara. Suspiré y me miró asustada desde el espejo.
Le sonreí intentando transmitirle toda la calma posible.
"Tranquila, sólo es vida lo que te recorre las mejillas"
El olor a antiséptico incrustado en la pituitaria le hizo abrir los ojos. Observó la habitación, deslumbrada por el titilante flexo que colgaba del techo. La pureza de un blanco artificial. Látex blanco y puntas finas de metal. Alcanzó a leer algo, pero no se fijó dónde. "Condiciones de esterilidad".
El señor prepotente entró en la habitación y la pequeña se sobresaltó. Lo miró de abajo arriba: una larga bata blanca parecía sujetar su cabeza, bien lejos del suelo. De su cara en penumbra, sólo advirtió el destello de sus gafas. Ojos que no ven. El científico sonrió dejando ver cada uno de sus perfilados dientes y comenzó a hablar.
"¿Sabes niña? Si el hombre quisiera, podría cuatriplicar su longevidad. ¿No te gustaría vivir eternamente?"
¿Dónde nace el deseo insano de la inmortalidad del hombre? Hay quien piensa que nace del egoísmo inherente al ser humano de querer más y más de lo que ya tiene.
Yo, por mi parte, desearía la inmortalidad ajena, para no tener que sufrir la pérdida de aquellos a los que quiero. Aunque puede que esto no sea sino un síntoma de mi miedo al sufrimiento, un egoísmo más de una niña que no quiere llorar.
"Después de todo, la muerte es sólo un síntoma de que hubo vida."
Esa forma de mirar tan tuya. Siempre suave, siempre calentita. Siembre una nube en la que hundir la cara cuando me llovían los ojos. Ahora también llueve, pero no quiero hablar de mí. Quiero recordarte. Porque la muerte sólo está en el olvido. Tú me enseñaste lo que es ser fiel. Y voy a ser fiel a lo que fuiste. A lo que eres.
Tan graciosa, tan linda, tan tú. Tan, tan tú, que sé que jamás volveré a encontrar a nadie que pueda parecerse a ti. Y me entristece, porque ya no podré sentirte cerca... Pero ¿sabes? Mejor. Nadie como tú.
Irreemplazable y única. Así que me enorgulleceré de decir que tus mejores años me los llevé conmigo, que me los diste a mí.
Sólo espero haber hecho de tu vida una linda vida. Una de esas siete que tienes.
Pequeña, hay que estar alegres. Vencimos la enfermedad. Lo logramos. Ya no te hará más daño. Ya no te hará más daño. Ya no te hará más daño. Ya no te hará más daño.
Te has ido. No te ha llevado. Te has ido. Y ya no podrá hacerte más daño.
Siempre creíste que era mejor la certeza de una mano cortada que vivir en la incertidumbre de no saber en qué momento se deslizará la afilada hoja y sesgará las flores de color escarlata. Pero ahora ya no estás segura.
Para esas 48 horas en las que se detiene el tiempo,
"no dejes que nada te quite esa sonrisa que ilumina el mundo"