Puestos a compartir, que sean sonrisas.

domingo, 1 de noviembre de 2015

Sobreescribir archivos.

Nadie es imprescindible.
Todos somos irremplazables. 



Rainy Sunday

Desde dentro, miraba embelesado el cristal.  Las gotas de lluvia perdiendo su vida en él y dejando un rastro de lo que podría ser una lágrima del cielo. El sonido inundaba el coche, pero no nos mojábamos. El agua no nos cala hasta los huesos. No ahora.
El tiempo se extendía y ahí permanecíamos escuchando el crujido del agua.

"Siempre llueve los domingos" - dijo súbitamente. Pero no a mí. En realidad, parecía que se hablara más bien a sí mismo.
"Es cierto, siempre llueven los domingos" Le respondí con la vista fija en sus ojos, que seguían perdidos más allá del cristal, más allá del agua y del cielo, en algún lugar quién sabe dónde. Abrió de nuevo la boca para hablar.
"O en realidad, sólo nos damos cuenta de que llueve en los domingos."

Es posible. ¿Y por qué? Ninguno supimos darle respuesta. Quizás es porque los domingos son los días del Sol. Todo llama mucho más la atención cuando su nombre lo contradice. Como una sonrisa cuando todo va mal.

Eso sentíamos.

Sólo nos gusta la lluvia cuando no moja.